No vale cualquier sonido, sino que es preciso elegir canciones adecuadas que desencadenen una reacción calmante y relajen al bebé. También sirve el ruido blanco o los sonidos de la naturaleza, de comprobada eficacia.
El dicho asegura que «la música amansa a las fieras», y puede hacer lo mismo con los bebés y niños pequeños. Según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, los recién nacidos deben dormir de 14 a 17 horas en cada período de 24 horas. Algunos llegan a hacerlo hasta 18 o 19 horas al día.
No será hasta los 6 meses cuando el bebé comience a dormir del tirón, lo que en términos pediátricos implica más de 6 horas seguidas.
Entre el año y los dos años de edad, la necesidad de horas diarias de sueño de un bebé oscila entre las 11 y las 14 horas diarias, incluyendo una o dos siestas en horario de vigilia.
Pero, ¿qué sucede con los bebés que duermen poco o mal? La música y la ambientación acústica pueden ayudarte en tu hazaña para lograr que caigan rendidos y calmen su llanto. Entre sus bondades, tiene capacidad para bajar la frecuencia cardíaca y mejorar la saturación de oxígeno en sangre.
Integrar sonidos relajantes en el ritual de sueño de un bebé es importante para entrenar a los más pequeños a dormirse antes. Para ello, es importante que no se trata de música estimulante y pausar su reproducción antes de que el niño se quede totalmente dormido. Las luces deben estar tenues, y el entorno, ser tranquilo, limpio y a una buena temperatura.
La doctora Lynelle Schneeberg, profesora clínica en la Escuela de Medicina de Yale y directora del Programa de Sueño Conductual en el Centro Médico Infantil de Connecticut aconseja no usarla todas las noches, o de lo contrario «dependerá siempre de ella para la transición al sueño», y se convertirá en una muleta imprescindible, recoge Fatherly.
Ruido blanco, una opción estupenda para bebés
Desde el blog Happiest Baby recomiendan calmar la llantina con un sonido silbilante, vibrante y áspero con el mismo volumen que su propio llanto. El clásico «shhhhhhhh».
Para dormir al bebé, el ruido blanco es ideal. Se trata de una señal de sonido que contiene todas las frecuencias audibles que existen. Lo aconsejable es que esté a un volumen similar que el del agua de la ducha al correr (de 65 a 70 decibelios).
Un estudio británico que analizó a 40 bebés con dificultades para dormir comprobó que el 80% de ellos se quedaban dormidos a los 5 minutos cuando escuchaban el ruido blanco, en comparación con el 25% del grupo control que caía dormido espontáneamente.
Puedes utilizar sonidos de electrodomésticos como el secador de pelo, sonidos procedentes del útero que le recuerdan al vientre materno, o sonidos de la naturaleza como la lluvia suave o las olas del mar, muy relajante.
La recomendación de Pequesalus es que la fuente emisora de ruido blanco para niños se posicione al menos a 200 centímetros de la cuna.
Misma cadencia
Es importante que la secuencia se repita y el sonido no experimente grandes alteraciones. Debe ser música suave, sin cambios en el tempo ni el volumen para que no se desencadene el despertar del bebé.
La familia debe procurar enmascarar el ruido ambiental fuerte de la casa, evitando poner la televisión alta cerca de la cuna.
La música clásica y las nanas tienen la fórmula mágica
La música clásica sirve para hacer dormir a un bebé: algunos estudios hablan del «efecto Mozart», por el cual se estimula el desarrollo emocional y cognitivo al escuchar periódicamente las piezas del famoso compositor alemán.
Destaca la canción de cuna más famosa: la Op. 49, nº4 de Johannes Brahms. En YouTube y plataformas como Spotify puedes encontrar listas especializadas de música para bebés, incluyendo sonidos suaves de la naturaleza, piezas clásicas y otros formatos.
Las propias nanas tienen un ritmo ternario, compás concebido para lograr que los bebés caigan rendidos y se adormezcan.
Según muestra una investigación publicada en la revista Pediatrics por el Beth Israel Medical Center de Nueva York, sirven para potenciar el desarrollo neurológico del bebé, regular sus funciones fisiológicas, aumentar la calidad del sueño, la conducta alimentaria y el aumento de peso.
El método RBL (rhythm, breath & lullaby), tocado por musicoterapeutas en directo, lleva en funcionamiento en la UCI Neonatal del Hospital La Paz (Madrid) desde la pasada década.
5 o 10 minutos suelen bastar, siempre que se sigan de silencio
Hay algunas pautas que debe cumplir la música para dormir el niño. Una dosis de 5 o 10 minutos de música o sonido suele bastar, seguida de silencio.
No lo dejes solo con la música: es más eficaz tararearla por encima, cantarle tú mismo bajito y mecerlo para lograr que se duerma. Incluso resulta efectivo tocar un instrumento bajito, como los acordes repetidos de una guitarra.
Recuerda que si una canción te gusta y relaja a ti, podrás transmitir esa sensación a tu hijo al entonar dicha melodía.
Si el niño ya tiene 3 años, puedes buscar música que le guste. Lo idóneo es que sea circular, envolvente y repetitiva, ya sea con o sin letra. ¡Dulces sueños!
Fuente: Business Insider
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